lunes, 30 de julio de 2012

Que no se te olvide ser sexy! (I)



Puede que esté en un error, pero quizás sea España el único país en el que además de confundirse de mala manera el reenactment con el geardoism, haya una vehemente insistencia en mantenerlo.

En España hay un par de revistas de airsoft (asoma la cabeza en el escenario un tercer factor que no tiene que ver con los dos previos) bien correctas en lo suyo, pero que persisten número tras número, indicación sobre su error tras otra, en llamar "geardos" a "recreadores".

Para liarla más, la tan por ratos interesante como poco user-friendly página web sobre recreación moderna en castellano se llama Geardos.es. No solo eso: sorprendentemente la discursión ahí sobre gear -equipamiento- ajeno a la recreación no es muy popular.

Este simpático embrollo a tres bandas quizás tenga su origen por la poca trayectoria que les comtempla en este país, o porque se han dado entremezcladas más o menos intencionadamente.  Si tratamos de ser lo más asépticos posibles al formular una definición, tal vez nos atrevamos a trazar las líneas maestras de cada uno de estos tres actores.

La recreación [histórica] es la más asentada de estas tareas, por antigüedad en sus actividades más señalables -pese a que no le supongo mayoría de edad-  y por la solidez del perfil de sus asociaciones y actividades. Hacerse un loadout de húsar napoleónico, Waffen SS o legionario romano no es barato y tampoco suele ser ejercicio solitario. Además suele estar ligado a propósito más o menos didácticos. Pero las épocas tan pretéritas, las más pujantes en calidad y cantidad del fenómeno, no nos interesan en este caso lindante al airsoft. Este terreno pertenece a una disciplina todavía más reciente, la recreación moderna. Más o menos, posterior al Vietnam. Como fenómeno novedoso, fronterizo y todavía por cuajar, cuenta muchos flecos y no se rige por las mismas normas que las antes citadas. Hay un fuerte factor de coleccionismo y lo que cuenta es la adecuación a la unidad y período a representar antes que tu preferencia como usuario, que debe ser nula a estos efectos.

El geardoism, neologismo como un castillo, aquí tiene nula tradición. Eso del material táctico-policial-militar fuera del estándar tiene sentido en América donde fue alumbrado, donde hay un potentísimo mercado tanto civil como uniformado y estos últimos han disfrutado cierta libertad para personalizarlo. Un geardo es un señor que ama el gear. Que piensa lo que quiere para cubrir una necesidad y busca según su criterio de usuario de armas de fuego o de ambientes poco convencionales. Por tanto el aspecto coleccionista también existe, pero se invierten radicalmente las prioridades en la elección: primero tus soluciones para una necesidad, luego todo lo demás.

Partiendo de ahí, ambas coinciden en el cool factor. Esto existe -supongo- en el curling o los gitanos que entrenan pajarillos cantores: hay modas, tendencias... pero los prescriptores de los reenactmen pueden ser SFs, y los de los geardos tiradores de 3 Gun, por decir.

La diferencia parece clara, como los puentes que se pueden tender.

Pero viene nuestra común afición para liar el tema, para variar. 

El airsoft como cajón de sastre (lo fundamental es pegar a otros con bolas disparadas por aire, a partir de ahí todo son variantes con más o menos que ver) nace más o menos con la recración histórica tengan casi poco en común, curte a un buen número de los que después harán recreación moderna y se contamina con mayor o menor fortuna del geardismo. Súmale el perfil extraordinariamente amplio en nivel socieconómico, cultural, de intereses...la permeabilización (espuria más o menos) es el rasgo más definitorio, pero a eso lo atacaremos en el párrafo final.

Como nota pintoresca parece ser que de forma paralela a la recreación histórica con réplicas de airsoft (algo teatral con notas de tiros) existe el airsoft histórico, que es airsoft (imaginamos que en alguna versión simplificada para quitarle coreografía a lo anterior) usando kits pre-1975. Supongo que fue inventado por fans del Reich cansados de perder siempre.

Hasta aquí parece claro. Gente que viene del mundo Army fan, que encuentra el airsoft para hacer algo menos peligroso, airsofters que hacen el camino inverso y buscan algo más castrense.

Y los geardos? ésos solo existieron de forma testimonial hasta anteayer por la tarde. Algún militar privilegiado, aficionados a las armas o al materil táctico, coleccionistas de kit militar alternativo. La gran irrupción en España vino unida como hermanos siameses por un casual a la recreación moderna que se servía del airsoft. Y la liamos parda.

Y llegaron los airsofters que recreaban (?) con cualquier cosa porque las fuerzas especiales pueden usar lo que quieran, los geardos que compran ese grip orque mola o porque se la han visto a alguien que mola y son incapaces de usarlo tal como fue concebido, los recreadores que sufren esa misma tribulación y todas las variantes posibles. Por no citar la apoteosis: por si no fuese poco con el airsoft, meter en el ajo a la simulación militar como cuarto personaje en esta ya abigarrada escena. Y que nos gusta crearnos etiquetas y expedirnos carnets fulltime de fans y detractores de algo más que a un tonto un perdigón.

Pero de todo esto ya hablaremos más adelante si ustedes me siguen permitiendo el atrevimiento.

El único geardo que conozco



Solo conozo a un geardo comme il faut. Él lo era mucho antes de que conociese esa palabra. Nosotros, que usábamos material diseñado veinte años atrás -y manejando información más de un lustro desfasada- nos reíamos de sus imaginativas equipaciones. Porque venía al campo con un extraño webbing CADPAT (bueno, todo lo CADPAT tiene algo extraño) sobre una exótica camisa de algún camo comercial y aparentemente, el más ajado pantalón del ET que pudo encontrar. Así cada evento en el que coincidíamos, cada vez con material aparentemente inconexo a mis ojos. Vaya panchito, pensaba.  Valiente reinterpretación del chandalerismo en el que nadan sus primeras brazadas la mayoría de los airsofters, hasta que -maldita la hora, apunto hoy- se les ilumina la bombilla y dedicen que hay que ir más de verdad. Más como va la peña que controla.

Este recalcitrante outsider que parecía resistirse a la evolución no contaba además con la mejor planta para subir de categoría. Su afeitado y corte de pelo descuidado, caminar lánguido, casi encorvado y aire definitivamente despreocupado le confería un aire de niño grande, independiente, que las convenciones no iban con él. Pueden ustedes imaginarse la llamativa antítesis que formulaba su sola presencia para aquellos que como nosotros teníamos la recreación como dogma y el desfilar marcando el paso como tendencia.

Hace también ya tiempo que vi un día que el panchito era yo, que por llevar la boina granate (ya saben, el honor del Regimiento y toda la vaina) me caían las hostias que él, por usar algún tipo de ridícula, nada fashion y todavía menos issued  prenda, esquivaba.

También hace ya mucho que está en mi top 5 de las personas más interesantes que esta mierda de las pistolitas me ha dado la suerte de conocer. Su criterio, consecuente desconfianza hacia los seguidismos, esa curiosidad por ver, probar y estudiar, ese realismo pragmático son realmente inspiradores. Think out of the box, que dicen tanto los que tiene verdadero interés por adaptarse y mejorar. 


Resulta sumamente gratificante el construírse tu kit, específico para una situación o no, probar un conjunto o un elemento individual. Buscar una solución para un problema que probablemente ni habías advertido, pero te hace la vida más fácil. Mirar ese producto nuevo que quizás sea la bomba, más probablemente un bluff, quizás una anécdota. Conocer ese fascinante piece-of-kit de origen inesperado y más años que tú. 

Como toda buena investigación, cada puerta que abres no te lleva al final del pasillo ni a ningún Santo Grial, sino a dos puertas más.

No es sencillo. Tiene poco que ver con lo de las pistolitas, e incluso choca con un porcentaje significativo de la afición, el de ir molón. Los que venimos por las vías paralelas de la afición militar y el deporte solemos sufrir ese shock: es genial tener un black kit, pero meterte con él a patear monte es ridículo. Porque todos sabemos que para pegarse de tiros en una escombrera o un pinar, lo mejor es una bandolera con fastmags, un mono de camo y unas bambas. Lo demás ya es buscar otras cosas.